15 ene 2012

Nadie


Nadie, del canadiense Jeff Lemire, es un cómic de misterio de esos que te enganchan de principio a fín. A sido publicado en el 2009, pero todavía tiene un lugar preferente en mi biblioteca personal. Su planteamiento y estilo son muy originales, sin llegar a salir de los convencionalismos propios de un guión cinematográfico común. Jeff Lemire posee una buena reputación gracias a su obra “Essex County”, una obra con la que estuvo enzarzado dos años.

La historia se centra en la relación de un científico recién llegado a Large Mouth, un pequeño pueblo donde nunca pasaba nada, con la joven Vickie, ansiosa de emociones y con un gran deseo de visitar la ciudad. Aún siendo tan diferentes, llegan a entenderse muy bien. A todo esto hay que añadir que el científico es un libro cerrado, ni siquiera muestra su rostro ya que está siempre envuelto en vendas. La obra a sido numerosas veces comparada con Twin Peaks, la famosa serie de televisión, y no es para menos, ya que la atmósfera de misterio es palpable, y se huele la tragedia acercándose poco a poco, anticipándonos a un final prometedor.

Aunque el ritmo es pausado nunca llega a hacerse aburrido, sigue una estructura clásica pero efectiva. Los altibajos son cada vez más frecuentes, de una forma progresiva, algo que Jeff Lemire sabe controlar. No hay momentos contradictorios ni incoherencias, ofreciendo al lector la sensación de que todo está bien atado.

Lo especial en este cómic es lo bien que encaja el estilo de dibujo con el guión, todo es pausado y sencillo, pero muy bien echo. Se echa de menos ver a Jeff Lemire mojarse un poco más, ya que casi todas las viñetas están planteadas de frente o de perfil, con pocos picados, lo cual ofrece una sensación de monotonía constante, algo que por otra parte, encaja con la ambientación del tranquilo pueblo. No son dibujos diseñados para pararse a mirar, no es algo malo, ya que permite centrarse en lo que ocurre con un ritmo constante, algo que sumado a la duración de este nos ofrece una sensación cinematográfica que pocas veces he podido apreciar.

Todas las páginas están elaboradas en blanco y negro, con el añadido de un color azul muy ligero que ayuda a adentrarse en la frialdad del ambiente. El uso de esta técnica para colorear me resulta muy curiosa, ya que es muy sencilla pero efectiva, también es muy utilizada por el neoyorkino Paul Pope, del cual hablaremos en el futuro. En ocasiones, Jeff Lemire nos ofrece dibujos en tonos completamente azules para representar los recuerdos, y funciona muy bien.

Entre las técnicas que vamos a encontrar en este tomo hay que resaltar una linea muy elegante y unas sombras muy cerradas que a menudo tienen su propio peso y se cuelan en cualquier rincón, ayudando mucho no solo a reconocer si es de día o de noche, también da una idea del tamaño del espacio. Los fondos hacen juego con la sencillez de los personajes, e incluso cuando son los protagonistas en planos generales se muestran austeros, con lineas geométricas muy sencillas y carentes de detalles excepto cuando se requiere.

Si te gusta el misterio y leer en el tren este esta es tu novela gráfica, hay pocos cómics que den tantas ganas de releer y con una duración tan idonea.

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