Persépolis, de Marjane Satrapi, es de esas novelas gráficas que todo el mundo conoce, aunque no lo haya leido. Su aparición supuso un golpe de aire fresco en el género autobiográfico al más puro estilo de David B., el cual ya tratamos con su obra Epiléptico. De echo, su estilo ha sido inspirado por este, conservando su personalidad. Quien tenga sus dudas acerca de la poca participación femenina en el mundo del cómic ya puede ir cambiando de opinión.
La vida que Marjane nos ofrece es muy completa, con muchos altibajos y variedad de situaciones, mostrando diferentes formas de vida según los lugares que va visitando. El tema central que llama la atención en su vida es el choque de culturas y orientaciones políticas, nos muestra un punto de vista oriental muy diferente a lo que se muestra en las noticias, con la represión histórica que sigue a la libertad explicada desde el punto de vista de los afectados. También se trata el cambio cultural que supone su punto de vista en occidente, con sus virtudes y defectos.
La primera parte es especialmente buena ya que es la que más referencias históricas tiene, las otras partes se centran más en la vida de Marjane, enfocada en empatizar de forma más directa con el lector. Los capítulos tienen buen ritmo, con desenlaces satisfactorios, dejan una sensación de continuidad que engancha, como es habitual en este tipo de novela. La duración total es de 360 páginas, pueden parecer muchas, pero se leen muy rápido ya que el dibujo no está pensado para dedicarle demasiado tiempo, contribuyendo así a un ritmo constante y fluido.
El dibujo es sencillo pero elegante, ligeramente más simplificado que David B. y con menos acumulaciones de objetos, pero es precisamente su sencillez el sello personal de Marjane. Destacan los duros claroscuros que a menudo llegan a la exageración, convirtiendo velos en mortajas y que funcionan muy bien para dramatizar. A Marjane también le gusta aprovechar las virtudes del estilo haciendo gala de numerosas deformaciones para caricaturizar algunas partes, ofreciendo un tono de humor en múltiples escenas. Marjane se toma la libertad de dejarse llevar, y es eso precisamente lo que le otorga esa frescura.
Se recomienda su lectura para cualquier ocasión, tanto si quieres leer 10 páginas o 50 de golpe, incluso se puede leer por rachas sin perder el hilo debido a la claridad con que se narran los acontecimientos, aunque será difícil dejarlo apartado una vez que se empieza. Cabe destacar la película de Persépolis que codirige la propia Marjane Satrapi, por su fidelidad con la obra original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario