27 may 2012

El Diablo


El Diablo, de Brian Azzarello, Danijel Zezelg y Kevin Somers es una novela gráfica autoconclusiva de 106 páginas ambientado en el viejo oeste americano. Está basado en el viejo personaje creado por Robert Kanigher y Gray Morrowen el 1970, un justiciero atípico que ha vuelto a la vida gracias a un chamán nativo americano.

Esta nueva visión de El Diablo cambia el punto de vista narrativo, la historia se muestra desde el punto de vista de Moses Stone, el sheriff de Bolas Ratón, haciendo que El Diablo se convierta en un personaje secundario, pero no por eso menos importante, cuya presencia es escasa pero siempre impactante. En esta versión del personaje la historia se centra en el misterio, un secreto palpable lo envuelve todo y acaba pasando factura. Aunque la duración es corta, su conclusión es magistral, sin dejar cabos sueltos y manteniendo al lector en vilo hasta el final. Cabe destacar las relaciones de los personajes y su evolución, en especial el personaje de Moses Stone, un protagonista carismático e interesante. Son muchos los momentos clave, es de esos cómics de ritmo trepidante en que las situaciones tienen un desenlace rápido e inesperado. Por si esto fuera poco, se le añade un pequeño toque de terror muy bien planteado, en parte gracias a El Diablo, pero sobre todo por las acciones desesperadas que puede llegar a realizar un ser humano para sobrevivir.

El dibujo de Danijel Zezelg es muy bueno, centrando la técnica en un sombreado por planos negros profundos con cierta influencia de Frank Miller, consigue transmitir una sensación de oscuridad que encaja muy bien con el tono del guión. Danijel es uno de esos dibujantes cuyo objetivo es obtener algo sencillo y elegante, fácil de entender y con pocos elementos detallados, y aun así, se atreve con ciertos planos complicados de carácter cinematográfico que consiguen incentivar la tensión que ya de por sí es envidiable. También hace gala de unos planos generales informativos muy bien escogidos, con la cantidad de elementos necesaria.

El color de Kevin Somers es lo más negativo que podemos encontrar en el tomo. Utiliza tonos demasiado repetitivos y estáticos, que acompañan, pero no mejoran el trabajo de Danijel, y que en ocasiones, incluso entorpecen, saturando demasiado zonas que no son las principales, evitando cualquier posibilidad de aportar profundidad. No significa que el color sea malo, en la mayoría de situaciones consigue desenvolverse bien, pero ciertas situaciones concretas no funcionan, en especial el color del fuego, producido con efectismos pobres y rápidos.

El Diablo es una buena recomendación, no solo es original por su guión y ambientación, es uno de esos cómics para leer al menos dos veces. La primera, sin saber lo que te espera, y la segunda, para entender el punto de vista de los personajes una vez que se conoce el misterio que hay detrás de éstos.

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