13 may 2012
V de Vendetta
V de Vendetta, de Alan Moore, es una de esas novelas gráficas que deberían estar en las estanterías de cualquier aficionado. Aunque actualmente puede obtenerse en tomo Absolute, demasiado grande para mi gusto, tuvo una edición perfecta hace unos años, también en formato Absolute, de 265 páginas y unos extras muy aceptables. Este cómic es mundialmente reconocido por su carácter revolucionista.
Está ambientado en 1997 ficticio, considerado como un futuro próximo teniendo en cuenta que su publicación finalizó en 1988, en una Inglaterra totalitaria que ha sido testigo de la III Guerra Mundial. V es un personaje misterioso cuyo objetivo es vengarse de unos lideres corruptos bajo la mascara de Guy Fawkes, un personaje histórico que fue apresado el 5 de noviembre de 1605 por intentar explotar unos barriles de pólvora en el parlamento británico. La historia se narra desde el punto de vista de V y de Evey, una joven de 16 años que tiene que someterse a la prostitución para sobrevivir y es salvada por V de ser violada por unos agentes de la ley. El guión es muy bueno, sobretodo a medida que avanza la historia, lo que en principio se muestra de forma confusa acaba cobrando sentido, gracias a la narración del pasado de V, que sale a la luz poco a poco, consiguiendo que el lector simpatize con la causa.
El dibujo corre a cargo de David Lloyd, que opta por un estilo de sombras profundas mayoritariamente, acompañado por unas acertadas texturas que mejoran los detalles. Los planos escogidos no salen de la norma general, llegando a ser a menudo demasiado genericos o repetitivos, pero cumplen su función sin demasiadas exigencias. El principal fallo del dibujo reside en el diseño de los personajes, ya que son muy parecidos entre ellos, sobretodo entre los miembros de la ley y pueden llevar a confusión más de una vez. El dibujo no es el punto fuerte de este cómic, siendo el guión lo más interesante.
El color, llevado a cabo por tres coloristas, entre los que se incluye al propio David Lloyd, junto a Steve Whitaker y Siobhan Dodds acompaña al dibujo de forma secundaria y sin llegar a ser suficientemente interesante. Se agradece el uso de acuarelas y los tonos frios que pegan muy bien con la historia, pero no son lo suficientemente ambiciosos, centrando casi la totalidad de la novela en tonos ligeros y rápidos, sin preocuparse de producir profundidad y con demasiada frecuencia las viñetas se tratan con un solo color. Si bien el dibujo es correcto, el color llega a ser prescindible en la mayoría de las viñetas.
Pese al poco destacable trabajo artístico, la obra sigue siendo muy recomendable, gracias al bueno de Alan Moore, cuyos guiones siguen siendo frescos y originales hoy en día. Esto se debe a que, pese a su éxito comercial, Alan Moore se aleja de los convencionalismos y ofrece una visión sincera y profunda con cada una de sus obras, algo que por desgracia no se ve reflejado en las adaptaciones cinematográficas de éstas.
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